“La búsqueda del desarrollo humano necesita de un diálogo intercultural y religioso” Cardenal Luis A. Tagle, presidente de Caritas Internationalis
- Publicado el Domingo, 13 Agosto 2017 18:44
- Escrito por Cáritas América Latina y el Caribe
En el marco del Encuentro Latinoamericano y Caribeño por el 50 aniversario de la Encíclica Populorum Progressio, el presidente de Caritas Internationalis, Cardenal Luis A. Tagle, realizó una revisión sobre los aportes del documento del Papa Pablo VI
En la ponencia titulada “La Populorum Progressio y su aporte a la concepción de Desarrollo Humano Integral. Una re-lectura 50 años después”, Tagle señaló que la encíclica afirma la obligación moral de la solidaridad como el modo de desarrollar las naciones y lograr la paz social.
“La brecha entre los ricos y pobres, las heridas causadas por el colonialismo, el concepto generacional y las falsas promesas de los impostados salvadores, descritas por Pablo VI, siguen muy presentes hoy en día. En el último Foro Económico Mundial la organización internacional Oxfam denunció que actualmente ocho personas del mundo, concentran la riqueza de la mitad de la población mundial. Eso mientras una de cada 10 personas sobrevive con menos de dos dólares al día, esto es obsceno”, enfatizó el Cardenal.
Para el presidente de Caritas Internationalis, se hace imperativo revisar la propuesta de Pabo VI donde se refiere al Desarrollo Humano, el cual requiere de pensadores de una reflexión profunda que busquen un humanismo nuevo, que permita al hombre hallarse así mismo con los valores del amor, amistad, acogida, inclusión, la eliminación de las enfermedades mundiales, la adquisición de cultura y una buena educación, la conciencia de dignidad de otras personas, un interés activo en el bien común, la voluntad de paz, reconocer a Dios y la fe.
Para Tagle, el desarrollo propuesto por Pablo VI es integral, 50 años después de la Populorum Progressio, consultar a expertos y teóricos es indispensable. El asunto de la pobreza y el crecimiento no es asunto de estadísticas, somos seres humanos, no números. Debemos ampliar el significado de la palabra “testigo” o “presenciar”. Hay una llamada para que nosotros presenciemos lo que Dios está haciendo, señaló, apuntando cuatro áreas donde se debe poner el acento:
1. La continúa búsqueda a nivel personal de un verdadero crecimiento humano para lograr un nivel de “autenticidad”, lo que corresponde a un nivel de desarrollo humano. Cuando escuchamos el lamento de una madre tras la muerte de su hijo, o vemos a un padre buscando comida en un contenedor de basura, nos preguntamos ¿Dónde está la humanidad? ¿Dónde está mi humanidad si permito que ocurran estos actos inhumanos? ¿Puede un verdadero ser humano ser capaz de hacer tanto daño a otros? ¿Cómo puede la gente que vive entre la basura, encontrar su sentido como ser humano? Si les escuchamos atentamente y permitimos que nos sorprendan, nos daremos cuenta que nadie puede afirmar ser completamente humano, todos estamos en un viaje hacia la autenticidad. No podemos promover un auténtico desarrollo humano desde una visión de superioridad, el orgullo nos convierte en seres impostados. El pobre tiene un tesoro de auténtica humanidad para compartir con nosotros. El impacto del mundo digital es otro de los impactos ¿Cómo puede el mundo digital y virtual volver a una persona en original y auténtica? El dominio de la realidad virtual de algunos, puede ayudarles a discernir lo auténtico de lo falso.
2. La dinámica de la autenticidad personal puede aplicarse al desarrollo de las naciones. Frecuentemente, se exportan modelos económicos y sociales desde los países desarrollados a los países que están en vías de desarrollo. No incorporan costumbres locales y se imponen modelos europeos o americanos sobre cómo las cosas deben funcionar. En las naciones más desarrolladas es difícil avanzar en la ayuda extranjera a los países que lo requieren si las visiones son contrapuestas, especialmente en situaciones de Emergencia, esto no es un acto de justicia y humanidad, es humillante para las naciones pobres y suprime el desarrollo. Es vergonzoso que en algunos países se bloquee el envío de agua, alimentos, ropa de campaña, mientras tienen libre acceso a las armas y herramientas destructivas.
3.El tema del desarrollo humano necesita abordar los diferentes conflictos a los que nos enfrentamos hoy: étnicos, religiosos, culturales, sociales, etc. La búsqueda del desarrollo humano necesita de un diálogo intercultural y religioso. Un persona llena de rencor y odio no puede darse cuenta de su verdadero desarrollo, es preciso el perdón, aprender de otras religiones, desarrollar amistades con otras personas que viven y piensan distinto a nosotros. Hay heridas comunes, para nosotros los cristianos ver y tocar las heridas de Jesús es fundamental. Las heridas de Cristo quedan en las heridas del mundo. Los que se cierran a tocar las heridas del mundo no tienen derecho a decir Mi Señor, Mi Dios.
4. La custodia y protección de la creación, cuidar apropiadamente la protección de nuestra Casa Común. Tanto la tierra como los seres humanos sufren a causa del comportamiento actual donde todo es una mercancía, las personas y procesos son considerados como una mercancía. La explotación, la continua degradación, violencia contra mujeres y niños, tráfico de personas, órganos, crimen organizado, cibersexo, son algunos de los negocios rentables que se producen a expensas de la dignidad humana. Necesitamos recuperar la visión del regalo y la gracia, no somos propietarios, todos somos regalos y estamos llamados a cuidar los regalos. Podemos afirmar nuestra fe como gestores de los dones de la creación en la Tierra. Necesitamos salir vigorosamente en la búsqueda de un bien común para que toda la Familia Humana se pueda beneficiar de los bienes de la tierra.
Finalmente, el Cardenal Tagle terminó su ponencia señalando: “En Populorum Progressio se anunció la creación de la Comisión Justicia y Paz, 50 años después ésta se une a nuevos consejos y pasa a llamarse Dicasterio para la promoción del Desarrollo Humano Integral”, un gran legado que deja la Encíclica.